¿Pasas frío en invierno?¿O quizás has notado que el gasto en calefacción es excesivo o que la casa tarda mucho en calentarse? Esto puede deberse a que tu casa no está bien aislada, por lo cual, en los días fríos el aire caliente escapa rápidamente. Esto provoca que haya más gasto en la calefacción, ya que cuesta más calentar, y también que cuando la calefacción no esté encendida, la temperatura baje mucho. Si quieres poner solución a estos problemas, quizás debas plantearte realizar un aislamiento térmico de las paredes, que hará que el calor generado dentro de la habitación no salga fácilmente. Así, pasarás mucho menos frío ahorrando a la vez en calefacción. Por suerte para ti, realizar el aislamiento térmico de las paredes no supone tirar abajo todos los cimientos de la casa, permiso de obras o ni siquiera un desembolso de dinero inasumible. Así que hoy te damos una serie de consejos para hacerlo.

¿Cómo hacer el aislamiento térmico de las paredes?

Si ya estás convencido de que quieres realizar esta obra, vamos a ver qué consejos podemos darte para que optimices el proceso.

1. Contacta con profesionales para saber dónde aislar

En muchas ocasiones existen zonas específicas de la casa o de la habitación, por las que escapa más el aire caliente. Entonces, conviene contactar con profesionales que hagan una termografía de la casa (una especie de fotografía que pone los colores según la temperatura), para ver las zonas más frías, es decir, por las que más se va el calor. Así, al aislar podemos poner especial cuidado en esas zonas, para asegurarnos de que se optimiza el aislamiento y de que tras la instalación no tendremos grandes pérdidas de calor. Algunos ejemplos de estas zonas son: la caja de las persianas, ventanas y esquinas que den al exterior.

2. Elige el aislamiento que mejor te convenga

Hoy en día existen diversos métodos para realizar el aislamiento de las paredes, con distintos precios y prestaciones. Cada zona de la casa puede requerir un aislamiento específico, por ejemplo, podría no ser lo mismo querer aislar una fachada que un tabique interior. También se pueden aislar techos y suelos, aunque eso requiere otro tipo de obra. Los materiales para aislar se pueden clasificar en aislamientos minerales, sintéticos, ecológicos y reflexivos. Entre los minerales, la lana de roca es más indicada para las fachadas, mientras que la fibra de vidrio suele usarse más para las paredes interiores. Entre los sintéticos, el corcho blanco es perfecto para reforzar áreas especialmente necesarias, mientras que el poliestireno se usa mucho en zonas con humedades. Entre los ecológicos destacan el geotextil y el corcho, como opciones más económicas y respetuosas con el medio ambiente. Por último, los reflexivos se caracterizan por ser muy poco espesos, con lo que son perfectos para colocar en lugares más estrechos. Una característica que puedes tener en cuenta cuando hablamos de los materiales es la R que puede que veas escrita en la etiqueta. Esta nos da una medida de la resistencia del material al paso del calor. Cuanto mayor sea esta R, más le costará al calor atravesar el material, así que mejor aislante será. Esto es importante saberlo a la hora de planear nuestro aislamiento térmico de las paredes.

3. Echa un vistazo al Código Técnico de Edificación

Se trata de un código promulgado por las autoridades españolas, que entró en vigor en junio del 2014 y que da indicaciones sobre cómo deben ser los aislamientos para que puedan ser considerados como tales. Por ejemplo, indica el mínimo espesor que deben de tener. Este varía según la zona geográfica de España, así que si vas a realizar el aislamiento térmico deberías aprender primero cómo debe ser éste. El motivo de esta indicación es sobre todo el ahorro energético y la reducción de las emisiones de CO2, ya que cuanto mejor sea el aislamiento, más permanece el calor dentro, con el consiguiente ahorro en combustible para poner la calefacción y la reducción de emisiones, que es también un aspecto fundamental.

4. Ten en cuenta el acabado

Si tienes ya pensado qué materiales vas a usar, dónde y cómo, tendrás que pensar también en qué harás una vez los instales. Estos materiales no están pensados para ser decorativos, sino que debe instalarse también alguna cubierta para que quede estético. Puedes elegir friso de madera o PVC, fijarlo a la cubierta de diferentes maneras e incluso escoger los colores. Eso ya va a gusto de cada uno y sobre todo, de una forma que combine con el resto de la habitación.

Cuando lo tengas todo hecho, verás que sin perder ni una pizca de comodidad, ganas muchísimo en calidad de vida y ahorras, a la vez que ayudas al planeta. ¡Todo gracias al aislamiento térmico!